Reducir emisiones drásticamente, advierte el CMI
"Escuchen a los científicos y el clamor de la Tierra y atiendan a la realidad del cambio climático con la extrema urgencia que requiere", es el reclamo del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) presentado a los delegados a la segunda reunión de las Partes en el Protocolo de Kyoto (MOP2) y en la simultánea duodécima reunión de la Conferencia de las Partes en la Convención sobre el Cambio Climático (COP12), efectuada en Nairobi del 6 al 17 de noviembre.
La declaración del CMI recalca que "las naciones ricas e industrializadas utilizan mucho más de lo que equitativamente les corresponde del patrimonio atmosférico mundial". Por consiguiente no sólo deben "compensar plenamente" a otras naciones "por los costos de adaptación al cambio climático", sino también reducir drásticamente sus propias emisiones "para asegurar la satisfacción de las legítimas necesidades de desarrollo de los pobres del mundo".
El manifiesto del CMI describe la situación del Pacífico, en la que "iglesias y comunidades [...] han implementado iniciativas para enfrentar el tema del cambio climático a su manera y con sus propios medios" y en Africa, “donde el CMI trabaja junto a agencias ecuménicas de ayuda y desarrollo "en una variedad de proyectos comunitarios que enfrentan las consecuencias del cambio climático, en especial problemas relacionados con el agua". En ambas regiones las organizaciones de inspiración religiosa "son conscientes de la relación entre cambio climático y los desastres en ambas regiones".
La declaración, presentada por el Dr Jesse Mugambi, de la Universidad de Nairobi, afirma que los habitantes de Kenya dependen "de la nieve y los glaciares del Monte Kenya y del Monte Kilimanjaro como fuentes indispensables de agua" para cultivar sus alimentos y saciar la sed, pero que "las nieves que cubrían la montaña durante generaciones casi han desaparecido. Las lluvias son cada vez menos previsibles. Se alternan sequías y fuertes tormentas, haciendo que la agricultura sea menos sostenible."
"El desarrollo equitativo para todos es posible sin dejar de mantener la integridad ecológica de la biosfera. Las comunidades de fe se ocupan del cambio climático porque es un asunto espiritual y ético que atañe a la justicia, equidad, solidaridad, autonomía y sustentabilidad. La situación es crítica. Todos debemos actuar ya", concluye la declaración del CMI- + (PE)
21/11/06 - PreNot 6329
Agencia de Noticias Prensa Ecuménica - ECUPRES
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