Requiem para el entusiasmo
Por Walter Dennis Muñoz (*)
“…No estamos aquí para triunfar sino para perder con entusiasmo…” Stevenson
Leí hace muchos años atrás, en la inmensa biblioteca de mi padre una definición de educación que siempre me pareció excelente. La tarea de la educación es despertar el placer intelectual.
Para algún lector aparecerá como muy acotada, para mi, es certera por dos razones. Una, lo intelectual es abarcativo a todo lo que somos. Para Wittgenstein la ética es la inteligencia aplicada a la conducta. Para Ortega y Gasset, entender es poner algo, una idea, un objeto, una emoción, un sentimiento en relación a nuestra propia vida en marcha. Quisiera ideales que fuesen como espuelas, escribía el gran pensador español antes citado.
La segunda razón es observar a los estudiantes a nuestro alrededor y veremos como la actividad educativa la asume sin mucho entusiasmo, a veces, casi como una obligación.
En una entrevista televisiva en España el Dr Adrián Paenza, doctor en matemáticas, comentaba como la enseñanza de las matemáticas era organizada de un modo vertical y poca creativa que hacía que los estudiantes no sólo se aburrieran sino que no pudieran usar su propia creatividad para descubrir el profundo significado que esta materia tiene para la vida humana.
El escritor norteamericano y columnista del NewYork Times, John Updike, comentaba sobre el desencanto de la adolescencia y juventud en Estados Unidos. Pareciera ser que esta época se podría definir con el título de un capítulo final de un libro de Ortega. Epílogo para un alma desilusionada. En algún momento Ortega y Gasset tuvo la intención de escribir una ética de la ilusión, y que el tiempo vital se lo impidió, pero el decía que las cosas teníamos que hacerlas impulsados por la ilusión y sólo cuando esta faltase actuaríamos por deber.
El 30 de Diciembre del 2006, ETA explosionó un coche bomba en el aeropuerto de Barajas en Madrid. El día 29, el Presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero manifestó su esperanza y entusiasmo porque el 2007 trajera por fin la paz a España… y eso dio motivo a los cuervos de la derecha española para intentar crucificarlo, y también le dio espacio al profesor universitario Fernando Savater, filósofo mediático que sólo va a la televisión cuando quiere promocionar un libro suyo, también salió a darle lo suyo por su entusiasmo por la paz.
Afortunadamente, ayuda a no perder el entusiasmo, la gente ha entendido el esfuerzo del gobierno español por optar por la paz aunque esta vez se haya perdido. Pero es fácil entender que ETA no tenga la menor noción del sentido de la paz. Lograr la paz entre los hombres debe ser la tarea más difícil de alcanzar y no necesito dar el ejemplo de Irak. Tampoco necesito ahondar en el tráfico de armas como el negocio más rentable del planeta.
Lo que cuesta entender es que se argumente a favor de la guerra intentando avergonzar al Presidente Rodríguez Zapatero por haberse entusiasmado para que en España las diferencias se superen en el foro democrático de las ideas y volver a valorar la política y el diálogo como caminos para entusiasmarse en crear sociedades más justas y en paz. No ayudemos al réquiem por el entusiasmo.
(*) W.D. Muñoz, periodista, reside en Paysandú, Uruguay.
07/01/18 - PreNot 6433
Agencia de Noticias Prensa Ecuménica - ECUPRES
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